Como todo buen hombre cercano a las 3 décadas
de vida que se jacte de haber tenido una infancia con un montón de traumas reprimidos
“normal”, crecí con la maravillosa influencia del cine de terror, siendo la
genialísima “El Despertar Del Diablo” (Evil Dead para los que le hacen a la
lengua de Lovecraft) una de las cintas pilares en mi formación como fan del
cine de bajo presupuesto.
Sin duda alguna Evil Dead (1981) dirigida por
Sam Raimi y protagonizada por Bruce (Groovy) Campbell, se ha convertido a lo
largo de 32 años en un clásico del cine de terror, es importante mencionar que
quienes nos consideramos fans de la saga (sí, incluso de Army of Darkness)
pusimos el grito en el infierno al enterarnos que un tal “Fede Alvarez” se
atrevía a poner sus asquerosas manos encima de la amada “Evil Dead”, no
solamente eso, Bruce Campbell y Sam Raimi producirían el chistecito, pidiendo a
los fans calma y dar una oportunidad al proyecto.
Mi formación de psicólogo me decía que no
debía ser prejuicioso y darme la oportunidad de ver la película; por otro lado
mi fan interior me decía “Fede Alvarez arderá en el infierno” que ningún
remake sería capaz de emular la creación de la colosal dupla (no, no me refiero
a Burton / Depp) Raimi / Campbell.
De tal forma que el estreno internacional se
dio el día 5 de abril del presente año, sin importarme en lo más mínimo lo
obsesivo que pareciera el asunto, mi novia me llevó decidí ir a la
primera función del día a un cine cercano a mi casa, donde emprendí el viaje cinematográfico a través del remake de
Evil Dead (Posesión Infernal para los pendejos que dominan la lengua de
Peña Nieto).
Aquí comienzan
los SPOILERS…
Es evidente que a cada segundo pasó por mi
mente comparar la película con su antecesora… eso está bien para una película,
pero nunca lo hagan con una novia.
Aparece una chica poseída en medio del
bosque, que es capturada y quemada viva por su padre y otros colados en el sótano
de una cabaña. La película comienza con unos intentos desesperados de un Fede
Alvarez por intentar sorprender al público visualmente… no lo logra. Es evidente que le falta fuerza a su chica
poseída, los momentos en que se supone que uno debe brincar del asiento a causa
de una punzada en el culo quedan para después.
Luego llega la clásica presentación de los protagonistas,
se da a las afueras de una cabaña: Mia que es una típica chica al estilo
protagonista de Crepúsculo sin chiste y con adicción a las drogas, quien
está en el bosque acompañada de Eric (una onda de Yisus hipster) y Olivia
(morenilla que le hace de enfermera); poco después aparece David, el hermano que abandonó a Mia
años atrás por irse a trabajar a Chicago, a este lo acompaña una novia sin más
chiste que un chicle masticado, Natalie, la parejita va acompañada por “Abuelo”
el perro de la infancia de los hermanitos. Hasta este punto por mi mente
pasaron 2 cosas: “¿Alguien le dijo al tal Fede que presentar los personajes
como slasher ochentero ya está algo visto?” “¿qué es eso de la adicción a las
drogas? Su crítica social muy forzada”.
De momento aparece algo que me sacó una
sonrisa como fan, es que apareció el auto que se usó para grabar la trilogía
original, un buen homenaje que hace olvidar que el escenario parece nacimiento
de navidad.
Ya en la cabaña Mia detecta que hay un olor
muy desagradable, a lo que todos le responden: “tranquila, así huele cuando no
andas pacheca” sin embargo la tal Mia insiste en que la casa huele peor que el
metro en hora pico, mientras Abuelo encuentra una puerta en el sótano… sí,
adivinaron, el mismo sótano donde le prendieron fuego a la chamaca en la primer
secuencia.
Para no hacer el cuento largo David y Eric como
buenos machines deciden bajar al sótano, en el cual hay rastros de sangre, cadáveres
de animales colgados en el techo, una escopeta con municiones y un libro
protegido con alambre de púas (ya quisieran los coleccionistas de cómics
obsesivos una envoltura similar).
Luego lo clásico, resulta que el tal Eric es
un listillo que le quita el alambre de púas al libro, el cual se muestra por
primera vez al desnudo como el “Natorum Demonto” el libro que por fuera se ve
más real pero menos grotesco que el de la película original, sin embargo parece
más un recetario demoniaco que acaba dando risa por las ilustraciones; como
sea, pese a las advertencias en el libro de que éste no fuera leído ahí va el
Yisus hipster a leer un conjuro y tómala, que deja salir “algo”.
Mia se da cuenta de que hay algo en el
bosque, por lo cual se pone como loca, así que Olivia se la hace de a pedo diciendo
que deje de fumar porquerías, como nadie la cree a la yonki protagonista, decide escaparse en el
auto, para terminar partiéndose la madre en medio del bosque, donde aparece una
mujer de vestido blanco llena de sangre para sacarle un susto a la drogadicta,
la cual evidentemente sale corriendo por el bosque donde tropieza nuevamente
(no es de lo más lista que digamos), todo para que un árbol le meta la cogida
de su vida, otra escena que no podía faltar.
Total que David y Olivia van a buscar a Mia mientras
Eric sigue jugando al investigador con su librito nuevo, cuando la encuentran
la regresan a casa, poniéndole la regañada de su vida al creer que se seguía
metiendo polvo de hada en el cuerpo, pero no es así Mia fue poseída por un
demonio, así que estando poseída les dice a sus cuates que les va a chupar el alma,
después de vomitar a Olivia en la cara, deciden encerrar en el sótano a la
pacheca endemoniada.
Luego es cuando comienzan las partes
rescatables de la película: El Gore.
La tal Olivia va por un sedante, pasa un rato
y Eric escucha un ruido en el baño, así que va a ver si Olivia andaba bien,
pero al llegar hasta su lugar se encuentra con que la chica se estaba
fabricando un cosplay al estilo del Joker, acá con sonrisa de media cara y
mostrando molares, se le va encima a Eric clavándole una jeringa en el ojo,
pero este le revienta la cabeza terminando con el único personaje que no daba
antipatía ver a cuadro.
Por otra parte en el sótano la Mia poseída convence
a Natalie (a estas alturas ya me había olvidado de ese personaje) a que le
ayude a salir, en un acto no muy brillante decide ayudarle, pero resulta con
tremenda mordida en la mano por parte de la endiablada criatura quien queda encerrada nuevamente
en el sótano al llegar David a rescatar a su chica.
El brazo de Natalie comienza a infectarse a la velocidad de un microbús echando carreras
por ciudad Neza, así que decide cortárselo con un cuchillo eléctrico… bastante
admirable el gore por cierto, pero la personalidad insipiente del personaje le
resta puntos al asunto.
Posteriormente Eric le confiesa a David que
anduvo de metiche leyendo recetas para
traer a la tierra algunos demonios y que la única forma de terminar con ello
era enterrando viva a Mia, quemándola o desmembrándola (intentos desesperados
del guionista por darle sentido a la historia) que si no lo logran antes de que
el espíritu se chingue 5 almas la cosa se pondrá más intensa, con lluvia de
sangre y todo.
Su amena conversación sobre demonología se ve
interrumpida cuando Natalie decide clavarse a los dos… no, no se vuelve una
cinta gorno el asunto, La insípida muchachona ataca con una pistola de clavos a los dos
machines, provocando el momento el momento “LOL” de la película al atravesar con clavos al
Yisus hipster (Eric); entonces es cuando David se chinga a su novia metiéndole unos
cuantos clavos en el corazón.
David entra a la casa y decide prenderle
fuego, al bajar al sótano es atacado por Mia poseída, pero Eric cual Yisus sigue
aguantando castigo y es madreado por la Yonki. quien queda inconsciente, en un
momento casi homoerótico David y Eric se dicen que son amiguis y Yisus hipster sube
hasta la presencia de su padre muere.
Como David se da cuenta de que la única solución
de salvarse es matando a su hermana decide enterrarla viva (a estas alturas de
la película es más que obvio que nadie llena los zapatos de Ash Williams como
héroe), no sin antes preparar un desfibrilador casero muy al estilo de McGyver
para poder resucitar a su hermana. Así pues David entierra a su hermana poseída
y luego de unos instantes la desentierra para revivirla al mero estilo de
Frankenstein; sin embargo aparece Eric poseído y apuñala a David en el cuello
(desde el principio se les notó que había un asunto medio gay por ahí) quien
decide que darse en la casa con Eric incendiándolo todo, mientras Mia
permanecía a las afueras suplicando como testigo de Jehová que la dejaran
entrar.
La casa se incendia y mis cuentas hasta el
momento no me fallaron, 5 almas ya habían sido juntadas (la primer chica
poseída, David, Eric, Olivia y Natalie) y cual tomatina se comienza a soltar la
lluvia de sangre, con esto se manifiesta el demonio en forma de mujer, pero Mia
ya guapetona y bañada en sangre se le pone al brinco con… sí, adivinaron ¡una
motosierra! Mia le corta una pierna al demonio aquel y se esconde debajo de un
Jeep, pero resulta que el demonio tomaba su licuado de proteínas y le arroja el
Jeep encima a nuestra única sobreviviente, dejando su brazo atrapado.
La situación parecía obvia para entonces,
motosierra, mano atrapada, demonio persiguiendo a la única sobreviviente, sí,
Mia se corta la mano y le dice el demonio “que ya la tiene hasta la madre” por
lo que sin dudarlo procede a despacharse al demonio cortándole miembro por
miembro, logrando con esto que el cadáver se hundiera en la tierra y que la
lluvia de sangre se detuviera.
La escena final nos muestra a Mia frente a
los escombros de la casa, bañada en sangre y sin mano mientras que el libro cae
al piso cerrándose por sí solo.
Al final de los créditos es donde está la
parte más importante de la película: Aparece Bruce Campbell (protagonista de la
película original) mirando a la audiencia y pronunciando su peculiar frase: “GROOVY”
En resumen Evil Dead es un remake
innecesario, con un guion muy forzado pero buena calidad en el gore,
supuestamente no se utilizó CGI para los efectos pero algo me dice que no es
del todo cierto esa información; la versión 2013 de Evil Dead no está para
convertirse en un clásico del cine del terror, pero en definitiva no es tan
mierda como actividad paranormal, cumple con entretener a un nuevo público
sediento de que algo lo haga moverse de su asiento pero no pasará a más.
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